Especies exóticas invasoras y pérdida de biodiversidad
Cómo una decisión inocente puede generar graves consecuencias en el ambiente
Las especies exóticas invasoras son una de las principales causas de pérdida de biodiversidad a nivel mundial y comparten un responsable común con el resto de las causas: el ser humano. Esta afirmación tan cruda esconde una oportunidad, porque si somos responsables de la destrucción de los ecosistemas quiere decir que también podemos revertirlo. La pregunta es: ¿Podremos actuar a tiempo?
¿De qué hablamos cuando hablamos de pérdida de biodiversidad?
La pérdida de biodiversidad se refiere a la disminución o desaparición de la diversidad biológica, entendida como la variedad de seres vivos (animales, vegetales, microorganismos, etc) que habitan nuestro planeta, sus distintos niveles de organización y su respectiva variabilidad genética, así como los patrones naturales de los ecosistemas.

Según el Informe «Planeta Vivo 2024» elaborado por WWF, existe un descenso del 73% en el tamaño promedio de las poblaciones de más de 5.000 especies de mamíferos, aves, peces, reptiles y anfibios en los últimos 50 años.
Otras causas de la pérdida de biodiversidad
- Cambio climático: Altera los patrones climáticos impactando negativamente en la distribución de las especies, la dinámica de las poblaciones, la estructura de las comunidades y la función ecosistémica.
- Contaminación: Incluído el humo producto de la quema de combustibles fósiles, el vuelco de efluentes en ríos o arroyos, la proliferación de basurales, contaminación acústica y lumínica.
- Destrucción de hábitats: Los cambios en el uso del suelo, debido la agricultura, la ganadería o los desarrollos inmobiliarios, etc.
- Sobreexplotación de la naturaleza: Su consumo a una velocidad mayor a su capacidad de regeneración.

Para actuar sobre la problemática de las especies exóticas invasoras (EEI), necesitamos tomar conciencia de nuestro rol en la naturaleza y dejar de ver los espacios verdes como lugares aislados donde introducimos a gusto plantas y animales, siguiendo únicamente criterios estéticos o culturales.
Suena inofensivo plantar en un jardín una planta exótica, sin embargo puede tener consecuencias mucho más complejas de lo que imaginamos.
Redes complejas
Desde el pequeño jardín de una casa, hasta una gran reserva natural, los ecosistemas vivos son aquellos espacios donde las plantas se desarrollan, los polinizadores viajan de flor en flor, los insectos y animales buscan alimento, el agua fluye de diversas maneras, los suelos respiran y el aire conecta todo.
Pero no todos los seres que habitan estos espacios interactúan con cualquier planta. Cada especie tiene sus aliados y vínculos clave, aquellos con los que ha evolucionado durante miles de años a través de la cooperación y de los que depende para sobrevivir.

Esa red compleja es también un escenario constante de competencia por la supervivencia. Cuando un ser vivo exótico (planta, animal, microorganismo, etc) es introducido en un determinado lugar y se adapta, puede provocar un gran impacto negativo, afectando incluso la salud de las personas…
¿Qué son las especies exóticas invasoras?
Cuando hablamos de especies exóticas, hablamos de viajeros involuntarios: plantas, animales o microorganismos que han sido trasladados por la acción humana. A veces intencionalmente, a veces por descuido, fuera de su territorio de origen, lejos de la geografía y clima que les dio forma durante miles o millones de años.
Pero no todas las especies exóticas se vuelven invasoras. El conflicto radica cuando una de ellas logra establecerse, multiplicarse y avanzar como río desbordado. Allí, donde antes había equilibrio la diversidad se altera, la cultura se transforma, la economía se resiente y hasta la salud pública puede verse amenazada. En ese preciso instante, la especie exótica es declarada “invasora”.

En cambio, una especie nativa o autóctona es la que habita dentro de su rango natural de distribución, en diálogo antiguo con el ecosistema que la vio crecer. Puede decirse que es hija de la tierra que pisa, evolucionando en equilibrio con otras especies.
Principales impactos de las especies exóticas invasoras en Argentina
Impactos económicos
El costo global de estos procesos se estima en USD 1,4 trillones anuales, cerca del 5% del producto bruto mundial. Más allá de las cifras, los impactos se sienten en las comunidades que trabajan con la tierra: pequeños productores, pueblos originarios, pescadores artesanales, etc. Para ellos, cada pérdida en los ecosistemas es también la pérdida de su identidad cultural y su modo de vida.
Por ejemplo: La población de chancho jabalí (Sus scrofa) ha crecido descontroladamente debido a su alta tasa reproductiva y la falta de depredadores naturales, causando graves daños a los ecosistemas (alterando la vegetación y el suelo), la agricultura (devorando cultivos y atacando al ganado), y la seguridad humana (generando accidentes de tráfico y transmitiendo enfermedades).

Impactos ecológicos
Cuando las especies exóticas se establecen y compiten con las nativas por lo más esencial como el agua, la luz, los nutrientes del suelo, poco a poco las despojan de lo necesario para vivir. Por ejemplo: El ligustro (Ligustrum lucidum), originario de Asia e introducido como árbol ornamental, compite por la luz y el suelo fértil, desplazando especies como el Tala, el Espinillo o el Algarrobo.
Existen, incluso, invasoras que actúan como verdaderos “ingenieros ecosistémicos”, modificando la estructura del ambiente, transformando todo el funcionamiento del ecosistema. Por ejemplo: El visón americano (Neovison vison), introducido en la Patagonia, depreda aves acuáticas y pequeños mamíferos, alterando drásticamente los humedales.
Además, la hibridación entre especies nativas y exóticas puede generar descendencia estéril, reduciendo la población de las especies originarias. Por ejemplo: La trucha arcoíris (Oncorhynchus mykiss) se hibrida con especies de peces nativos, reduciendo la diversidad genética y comprometiendo poblaciones locales.

Impactos sanitarios
Las especies exóticas invasoras también amenazan la salud humana. Los insectos y otros organismos pueden ser vectores de enfermedades desconocidas en los lugares que invaden. Muchas veces los sistemas de salud no están preparados para estos nuevos escenarios y se encuentran sin recursos ni experiencia para responder, sobre todo en países en vías de desarrollo. Por ejemplo: Los mosquitos tigre (Aedes aegypti y Aedes albopictus), que viajaron en barcos mercantes desde África y Asia, son capaces de transmitir enfermedades como el dengue, la fiebre amarilla y la encefalitis. La especie asiática es vector de unas 20 enfermedades incluyendo, la fiebre Chikungunya y el Zika.
Los efectos del cambio climático parecen estar promoviendo la expansión de estas especies hacia latitudes cada vez más altas en ambos hemisferios.
Otras especies exóticas han sido introducidas de manera intencional para aportar beneficios económicos en cultivos, ganadería y forestación. Pero la pregunta sigue abierta: ¿Podemos convivir con las EEI sin que se desborden?

Medidas de acción
Frente a la necesidad urgente de afrontar esta problemática, en el año 2020 mediante una gestión nacional y en concordancia con Plan Estratégico para la Diversidad Biológica 2011-2020 (y con las Metas de Aichi del Convenio sobre la Diversidad Biológica) se creó la Estrategia Nacional de Biodiversidad y el Plan de Acción 2016–2020 (ENBPA) de Argentina.
Este plan estratégico establece un conjunto de objetivos específicos orientados a desarrollar y fortalecer la prevención y el manejo de las especies exóticas invasoras en el territorio nacional. Una oportunidad para que no sólo se alerte sobre los daños que generan estas especies, sino que también se instale la necesidad de restaurar áreas naturales.
Aunque sea ardua su implementación, estas estrategias abren la puerta a valorizar la regeneración y sostener nuestra relación con el territorio.

¿Qué aportes hacemos desde Germinar para el control de las EEI?
Desde 2014 trabajamos en diferentes líneas, enfocándonos en el control de ciertas especies de plantas exóticas invasoras. La selección de estas especies deriva de un análisis previo de la situación en la que se encuentra cada área natural a trabajar en relación al grado de avance de la invasión.
Habitualmente trabajamos en la cuenca hidrográfica del Río Luján y las subcuencas de los arroyos Escobar y Garín. Con este enfoque de cuencas, ayudamos también a potenciar el trabajo de conectividad del paisaje y dispersión de las especies nativas que hoy se ve afectado por el avance descontrolado de la urbanización.
Ayudamos a potenciar el trabajo de conectividad del paisaje y dispersión de las especies nativas que hoy se ve afectado por el avance descontrolado de la urbanización por falta de una planificación y un ordenamiento territorial acorde.

En las áreas naturales donde trabajamos nos encontramos con distintos tipos de plantas exóticas invasoras: árboles, arbustos, herbáceas y trepadoras. Una característica común es su rápido crecimiento, el cual genera un “monocultivo” que disminuye la presencia de biodiversidad en el paisaje.
Somos conscientes de que para abordar esta problemática se requiere de capacitación, planificación y compromiso a mediano y largo plazo. No solo de nuestro equipo de trabajo, sino también de la comunidad local, otras organizaciones y áreas de gobierno.
Metodología
Primero hacemos un análisis de Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas (FODA) para cada reserva o área natural. Con el resultado, desarrollamos un plan acorde a los recursos disponibles (tiempo, economía, personal, herramientas, etc) de los actores involucrados.

¿Qué técnicas aplicamos para el control de las plantas exóticas?
Dependiendo del tipo de plantas presentes en el territorio es que definimos técnicas de manejo y gestión de los sistemas naturales invadidos.
Para árboles: Anillamos / raspamos troncos mayores a 10-15 cm de diámetro. En diámetros menores intentamos extraerlos directamente de raíz. Este anillado, dificulta la circulación de savia que viaja por debajo de la corteza y debilita a las plantas por falta de hojas que realicen la fotosíntesis. Volvemos una vez por año a controlar los rebrotes que crecen debajo del anillado para evitar el crecimiento de ramas laterales. Con el paso del tiempo el tronco principal se va secando y empiezan los procesos de descomposición.
Estos árboles producen muchas semillas que van quedando latentes en el suelo. Para evitar su germinación se promueve la entrada de luz natural paulatina, la cual favorece el desarrollo de la cobertura vegetal a nivel del suelo que compite con el establecimiento de nuevas plántulas exóticas en el sistema. Además, recorremos y retiramos con pala los renovales para mejorar el resultado final.
Para los arbustos, herbáceas y trepadoras: Hacemos una extracción con pala o con las manos, idealmente después de una lluvia. También retiramos los frutos / semillas para evitar su proliferación. El objetivo principal es ir sacando los ejemplares invasores para favorecer la restauración pasiva de la vegetación espontánea que irá cubriendo los espacios que ocupaban las exóticas.

Lista de las principales especies exóticas invasoras que controlamos:
Árboles | Arbustos y Herbáceas | Trepadoras |
Acacia Negra (Gleditsia triacanthos) | Lirio Amarillo (Iris pseudacorus) | Madreselva (Lonicera japonica) |
Laurel (Laurus nobilis) | Cardos (Cirsium spp. y otros géneros) | Hiedra (Hedera helix) |
Ligustro (Ligustrum lucidum) | Ligustrina (Ligustrum sinense) | Lúpulo salvaje (Humulus scandens) |
Mora (Morus spp.) | Cicuta (Conium maculatum) | Campanilla morada (Ipomea indica) |
Acer (Acer negundo) | Ricino (Ricinus communis) |
Luego del control, organizamos plantaciones de especies nativas con la comunidad local, otras organizaciones y gobierno para favorecer el proceso de restauración activa. El objetivo en esta etapa es plantar en alta densidad una amplia diversidad de ejemplares nativos que provienen de nuestro vivero y/o de la Red local de viveros de Plantas nativas. Estas especies recuperarán las interacciones ecológicas de los espacios intervenidos previamente.
De esta manera también sumamos la educación ambiental como eje fundamental para empoderar a la comunidad y que los conocimientos viajen a otras comunidades que puedan implementar estas técnicas y mejorarlas / adaptarlas en función de cada espacio.

Estos procesos pueden durar entre 3 a 5 años aproximadamente hasta que se observen cambios notables de recuperación. Después se requiere de un monitoreo periódico para seguir la evolución y evitar que vuelva el proceso de invasión. En algunas reservas naturales de la cuenca, venimos llevando a adelante proyectos de restauración ambiental hace más de 4 años a la fecha.
Convenio con la FAUBA
Para poner a prueba este conocimiento, firmamos un convenio marco con la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA), con el objetivo de establecer relaciones de cooperación científico-técnica, y desarrollar iniciativas de investigación para el control de la Acacia Negra (Gleditsia triacanthos). Invitamos a Dra. Melina Jeanette Aranda de la Cátedra de Dasonomía y al Dr. Luis Ignacio Pérez de la Cátedra de Ecología, para realizar un estudio sobre el control que venimos llevando a cabo hace años en la Reserva Natural del Pilar junto a la Asociación Civil Patrimonio Natural.

Propusieron un diseño experimental que consiste en realizar 12 tratamientos con 4 repeticiones de parcelas, por lo que seleccionamos y georeferenciamos 48 acacias negras del mismo porte. Previamente se realizaron mediciones para caracterizar todas las parcelas (luz, humedad del suelo, DAP del árbol focal y distancia al árbol más cercano).
Los tratamientos consistieron en: hacer anillados, talar algunos ejemplares, plantar nativas alrededor de cada árbol, dejar sitios sin plantar y a la vez repetir en época de invierno y primavera. Con este estudio, aún en proceso, esperamos definir los momentos propicios del año en los que es conveniente realizar plantaciones con nativas y evaluar el efecto de los tratamientos de manejo sobre el árbol.

Este trabajo científico se encuentra enmarcado en el «Proyecto Acacia Negra», liderado por la Dra. Cristina Noemi Mazia (a cargo de la Cátedra de Dasonomía de la FAUBA), que busca difundir la problemática que provoca la especie, fomentar la participación ciudadana en su control y plantear planes de acción concretos para controlarla en el territorio nacional.
Otros casos de éxito
Estamos monitoreando los procesos de recuperación de los paisajes intervenidos. La presencia y la constancia son valores fundamentales para comprender cómo la naturaleza, y el ser humano trabajando a su favor, pueden cooperar para re-establecer nuevos equilibrios que favorezcan al desarrollo de la vida.
La presencia y la constancia son valores fundamentales para comprender cómo la naturaleza, y el ser humano trabajando a su favor, pueden cooperar para re-establecer nuevos equilibrios que favorezcan al desarrollo de la vida.

En la Reserva Natural Educativa Ing. Maschwitz (RNEIM) la falta de control de plantas exóticas hizo que especies como el Lúpulo salvaje (Humulus scandens), tomará zonas de la costa del arroyo Escobar en detrimento del desarrollo de otras especies nativas. Allí nos comprometimos a llevar adelante, junto al equipo de la RNEIM, un plan de acción para controlar el Lúpulo, hacer plantaciones comunitarias y acompañar el proceso de recuperación de la biodiversidad.
En nuestro Centro de Aprendizaje, ubicado en el partido de Escobar, observamos una transformación inimaginable: Partimos en 2021 de un terreno muy compactado que había sido utilizado durante muchos años como canchas de fútbol y en 2025 nos encontramos en plena etapa de sucesión ecológica con el asentamiento de diferentes herbáceas y arbustivas de variadas especies como las chilcas. Este tipo de ambientes favorece a su vez la plantación de árboles bajo sombra para facilitar su asentamiento y desarrollo en épocas de extremo calor y sequía.

Entendiendo la etapa en la cual nos encontramos podemos acelerar el proceso de restauración pasiva y activa gracias a una planificación concreta de trabajo. Hoy es notable la recuperación de la biodiversidad, acumulación de materia orgánica en el suelo a través del crecimiento de la biomasa e infiltración del agua por aumento de la porosidad gracias al desarrollo de las raíces de las plantas.
¿Te quedaste con ganas participar y aprender más?
Estar en contacto con la naturaleza, aprender de ella y ponernos a su servicio como especie clave regeneración ambiental, es una tarea de todos los días. ¡Te invitamos a sumarte a esta causa!
Agradecimientos: A Patagonia Argentina por apoyarnos desde 2020 a través de su programa de Grants Ambientales y a toda la comunidad local que semana a semana se compromete con el cuidado y restauración ambiental.
Aportes en esta nota: Francisco García Erize y Leandro Sciancalepore.