Día Mundial del Reciclaje

Re-educarnos para un profundo cambio de hábito

La UNESCO declaró el 17 de Mayo como el «Día Mundial del Reciclaje», esta fecha representa una oportunidad para recordar la estrategia de Reducir, Reutilizar y Reciclar. Sin embargo, el tiempo corre y el cambio que debemos hacer es más profundo, buscando reorientar el comportamiento de la sociedad en relación al ambiente.

De ciudadanos/as a consumidores

Uno de los rasgos que nos define como especie es nuestra capacidad de crear, usar herramientas y cosas y transformar el mundo con ellas. Sin embargo, en los últimos 100 años se dio una cambio fundamental: Nos hemos vuelto, no sólo usuarios de estos artefactos, sino que hemos pasado a centrar nuestras vidas en el consumo. La adquisición desmedida de objetos, servicios, comidas, nos ha propuesto sentir que, a la distancia de un clic o de una compra fugaz, está el acceso a cierto grado de bienestar o felicidad.

En los últimos 100 años se dio una cambio fundamental: hemos pasado a centrar nuestras vidas en el consumo.

Sobre todo en las últimas décadas, se produjo un fenómeno que no es individual sino social: pasamos de consumir para satisfacer una necesidad específica a hacerlo para cubrir necesidades emocionales y sociales o por el simple hecho de cumplir con mandatos y modas.

¿Cómo se afianzó lo que generalmente definimos como consumismo?

Por una parte, resultó clave el fortalecimiento de sociedades asalariadas, con capacidad de compra. Paralelamente, se implementó la producción seriada de bienes de consumo a través de las líneas de montaje. Finalmente, se produjo un cambio cultural y social afianzado por ejemplo, por la publicidad, donde se fusionaron nuestra identidad con nuestros hábitos y capacidad de adquirir cosas.

Y en ese viraje nos alejamos del valor de ciertos derechos y sensibilidades. Quedó relegada la importancia de acceder a servicios de carácter público, que nos permite satisfacer ciertas necesidades sin la mediación de la compra. También se vio olvidada la feliz costumbre de compartir objetos, de reutilizarlos y buscarles nuevos destinos o usos.

Muchas preguntas nos surgen frente a estos quiebres en las costumbres.

• ¿Necesitamos todos tener un taladro en nuestras casas?
• ¿Cuántos productos de aseo personal es posible acumular?
• ¿Es menester renovar nuestra ropa y calzado al ritmo de la moda?

Y en cambio…

• ¿Cómo era pedirle a una modista que nos arregle un pantalón o a un carpintero que le dé nueva vida a un mueble de la familia?
• ¿Cómo se sentía tocarle la puerta a un vecino para regalarle un gajo de una planta o pedirle un poco de azúcar?

Vamos dejando huellas en nuestra Tierra

La aceleración de la producción de objetos para la satisfacción inmediata del afán de consumo presenta importantes consecuencias ambientales, sociales y económicas. En términos ambientales hoy sabemos que los bienes naturales requeridos para sostener nuestros hábitos de consumo exceden en mucho la capacidad del planeta.

La cantidad de bienes naturales que utilizamos equivale a 1,4 veces la Tierra. Es decir, estamos excediendo en un 40% la capacidad de regeneración de nuestro planeta.

A través de  la consideración de 2 factores, la biocapacidad del planeta y la actividad humana, conocemos nuestra huella ecológica como especie. Estos cálculos nos muestran que extraemos bienes naturales con una velocidad ajena a la de la biocapacidad. Este fenómeno está atravesado por dimensiones sociales y económicas, los países más ricos presentan una huella ecológica mucho más pronunciada que las economías más pequeñas. Las responsabilidades sociales si bien son globales, también son expresión de las desigualdades de larga data.

Recuperar materiales y crear nuevos hábitos

Ante este escenario es posible generar nuevos hábitos, crear nuevas formas de consumo, consumir de manera responsable para causar el menor impacto ambiental posible con la producción de ese objeto y sus desechos. Para eso, proponemos utilizar una regla para estar más atentas y atentos al momento de decidir una compra. La llamamos la regla de las 3Rs.

• REDUCÍ tu consumo.
• REUTILIZÁ los productos que compras y, cuando ya no puedas usarlos más…
• RECICLÁ, separando en tu hogar materiales que, gracias a los circuitos de reciclaje, puedan volver al los ciclos productivos como materia prima para nuevos objetos.

Porque en definitiva, la mejor “basura” es la que no se genera. La Naturaleza nos enseña que todo lo producido y creado es reintegrado al ambiente, y con los residuos debe buscarse lo mismo, es decir, que todo sea reaprovechado de una u otra forma. 

Proponemos no pensar linealmente la circulación de los materiales sino circularmente, de esta forma, convertirnos en consumidores responsables también implica pensar qué disposición final daremos a los residuos que generamos. Asimismo, alentamos a conocer las condiciones de trabajo en las que se produce aquello que consumimos porque frecuentemente los productos que se ofrecen a menores costos han sido producidos en condiciones no beneficiosas para los/as trabajadores de esas industrias.

Vivir desde el consumo responsable

El consumo responsable implica por lo tanto hacer uso adecuado y ajustado a la necesidad real buscando siempre el respeto por el ambiente y la igualdad social. Esto tiene relación directa con el Comercio Justo. Comprando directamente del productor nos aseguramos que aquellas familias reciban el valor justo por su trabajo y que estamos ayudando a reducir la huella ambiental. Se trata de entender de dónde viene lo que consumimos y cuales son las consecuencias sociales y ambientales de ello.

El consumo responsable implica hacer un uso adecuado y ajustado a la necesidad real buscando siempre el respeto por el ambiente y la igualdad social.

En donde vivimos podemos contactarnos y conocer el trabajo de cooperativas de recuperación de residuos, acercarles lo que hayamos dispuesto para reciclar. También podemos identificar y contactar a emprendimientos colectivos de fabricación de alimentos, indumentaria u otros objetos para consumir lo producido por ellos.

Compartimos algunos proyectos e información relacionada con el consumo responsable:

• Cooperativas de Recicladores Urbanos
• Más cerca es más Justo
• Sabe la Tierra
• Feria del Productor al Consumidor
• Información sobre Economía Circular
• Club de Reparadores

Nuestra visión

Desde esta perspectiva, creamos el Programa “Educación para la Sustentabilidad” en el que trabajamos para concientizar, sensibilizar e informar a la comunidad educativa sobre el consumo responsable y el problema de la basura a través de la realización de talleres, capacitaciones y jornadas de concientización dirigidas a estudiantes de los 3 niveles de educación formal, docentes, directivos, auxiliares y familiares.

También impulsamos la gestión ambiental instalando composteras y cestos duales para la separación en origen. Nos enfocamos en difundir cómo contribuir desde nuestro rol de ciudadanos/as, conociendo el impacto de nuestro consumo y acciones cotidianas. Paso a paso, vamos construyendo nuevos caminos sensibles al impacto social, ambiental y económico de nuestros hábitos cotidianos.

Agradecimientos

Agradecemos a los equipos de trabajo que conforman el Programa de Educación para la Sustentabilidad por su incansable compromiso y dedicación. Especialmente a nuestros aliados y donantes que se suman con su apoyo económico para la sostener este programa.

ESCRIBIERON ESTA NOTA:

Ana Lis Rodríguez Nardelli es Coordinadora en Formación Profesional para la Economía del Cuidado en el Min. de Trabajo, Empleo y Seguridad Social. Colaboró: Yael Tachdjian, Diseñadora textil y apasionada de la naturaleza en todas sus formas.